«Si un recién nacido fuese
brutalmente desmembrado y asesinado mientras se encuentra plácidamente en la
cuna en casa de sus padres, como es lógico todo el país se escandalizaría y pediría
una investigación sobre el asesinato. Pero ahora la ley de Nueva York confirma
que ese mismo niño, momentos antes de su nacimiento, mientras descansa
plácidamente en el vientre de su madre, puede ser hecho pedazos con un fórceps
con total impunidad. Y nadie llamará a la policía; más bien parece que ese
asesinato sería motivo de celebración»
(Mons. Robert Barron, Obispo
Auxiliar de Los Ángeles, a propósito de la aprobación de la ley del aborto en
Nueva York el 22 de enero de 2019)
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