Por Fernando Pascual, L.C.
14 enero de 2019
Fuente:Autores Católicos.org
Cada día nacen miles de hijos. En
hospitales o en el propio hogar, con atenciones médicas o sin ellas, acogidos
por unos padres que gozan de una buena situación económica o en medio de la
pobreza.
Al ver tantas diferencias en ese
momento del parto, incluso antes del mismo, hay quienes piensan que algunas
existencias humanas son menos dignas, como si hubiera hijos que no deberían
haber nacido.
Este modo de pensar surge desde
mentalidades que establecen diferencias de “calidad” entre los seres humanos.
Aquellos que son concebidos y acogidos en buenas condiciones, merecen ser
respetados. Quienes inician su existencia en situaciones difíciles y entre el rechazo
de algunos adultos, no son dignos de respeto.
Pensar así implica adoptar una
visión discriminatoria. Con el uso de una serie de parámetros, los hijos quedan
clasificados en dos grupos: los que superan un test de calidad y de condiciones
suficientes para nacer, y los que no. Los primeros serán ayudados y promovidos.
Los segundos, si nadie lo remedia, serán marginados, o incluso abortados, bajo
pretextos de todo tipo.
Sólo cuando superamos modos de
pensar que discriminan, sólo cuando miramos a cada ser humano en su
singularidad, seremos capaces de reconocer que la dignidad no depende ni de
circunstancias externas, ni de los deseos de los adultos, ni de leyes que
permiten el aborto bajo ciertas condiciones.
Un hijo vale simplemente por ser
hijo, aunque tenga defectos genéticos, aunque haya iniciado su existencia en
condiciones muy difíciles, aunque a su alrededor haya estallado una guerra,
aunque existan ideólogos que desprecien a aquellos seres humanos que no tengan
una determinada raza, o un sexo concreto, o unos niveles de “perfección” más o
menos arbitrarios.
Las sociedades y los pueblos
empiezan a ser justos cuando dejan de despreciar a algunos seres humanos por
considerarlos “menos dignos”, y cuando promueven el respeto hacia todos,
también hacia los más débiles, los más frágiles, los más necesitados.
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