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"No hemos promulgado una ley, hemos promulgado una construcción social". (Cristina F. de Kirchner, presidente de la República Argentina, luego de firmar el decreto de promulgación de la Ley de Matrimonio Homosexual)

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"La ley [de matrimonio gay] expresa la legítima voluntad de nuestros representantes". (Julio César Cleto Cobos, Vicepresidente de la Nación en ejercicio de la Presidencia).

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“Tenemos que leer la realidad. En la realidad el matrimonio gay existe. No se puede negar con una ley lo que existe en la realidad. Tenemos que resolver esta cuestión. No podemos perder tanto tiempo en algo que resolvió la humanidad hace tiempo. El río no puede circular al revés, el río va para adelante." (Hermes Binner, Gobernador de Santa Fe)

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¿Cómo votará un proyecto de ley que establezca un reconocimiento legal para las uniones de personas del mismo sexo?

En contra: "No me veo votando a favor de una iniciativa de este tipo. Puedo entender que la sociedad haya evolucionado en su forma de pensar, en su forma de vivir y de convivir, pero no me parece que sea una cuestión 'natural' y no me parece 'natural' que uno tenga que legalizar lo que no es natural". (Luis Juez, periódico Católico Encuentro, Córdoba 2009)


¿Cómo votará un proyecto de ley que establezca un reconocimiento legal para las uniones de personas del mismo sexo?

A favor: "Pongo en riesgo mi futuro político. Pero, incluso como devoto de la Virgen, voto en base a mis convicciones". (Luis Juez, Diario La Voz del Interior, Córdoba, julio 2010)

"Ecografías" del Niño Jesús

Promueven la Navidad en afiches con la "ecografías" del Niño Jesús
(Un envío de nuestro amigo Jesús Beltrán)


(AICA)-Medio año antes de la Navidad, la organización ChurchAds –que reúne a diversas confesiones cristianas- ha incomodado a los abortistas y laicistas ingleses con una campaña a favor del sentido de esta fiesta pues inundará el país con afiches en los que se muestra una supuesta "ecografía" del Niño Jesús.

El anuncio muestra los rasgos de un pequeño niño junto a la frase "He's on His way" (Está en camino) y se estima que llegará a más de 40 millones de personas. Los responsables argumentan que quieren difundir el verdadero sentido y origen de la Navidad, utilizando la imagen de un niño Jesús antes de nacer.

Según informó la organización HazteOir.org, a la firma Marie Stopes International, dedicada a distintos servicios de planificación familiar, entre otros a realizar alrededor de 65 mil abortos anuales, esta campaña le parece "algo propio de una película de terror". Sin embargo, el verdadero terror es asesinar a los niños antes de nacer.

"Quizá este negocio abortista teme que esta campaña tenga más éxito que la de Marie Stopes International, que cosechó un gran rechazo cívico desde que comenzó el pasado mayo, cuando por vez primera en la historia de la televisión británica se admitieron anuncios para promover el negocio abortista, como si se tratara de un objeto de consumo común", agrega HazteOir.org.

También diversas organizaciones laicistas, como la Sociedad Secular Nacional, manifestaron su disconformidad ante esta campaña. Su portavoz, Terry Sanderson, coincide en que es una campaña "de terror".

En respuesta, John Smeaton, director de la Sociedad para la Protección del Niño No Nacido, declaró que "cada vez que se mata a un niño en un aborto se mata al niño Jesús".

La campaña de ChurchAds.net comenzará formalmente el 6 de diciembre de 2010, si bien ya se ha empezado a distribuir el material. ChurchAds.net es una organización británica que aglutina a varias confesiones cristianas (como anglicanos, metodistas y baptistas, entre otros), dándoles servicio de marketing y publicidad. La Iglesia Católica no forma parte de esta organización.

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"No he encontrado impedimento jurídico para que una persona que tenga una preferencia sexual distinta a la mía no pueda tener mis mismos derechos”. (Luis Juez, senador nacional por el Frente Cívico de Córdoba)

El derecho a tener un padre y una madre

por Trayce L. Hansen
licenciada en psicología, con práctica clínica y forense en California.

fuente: http://www.bioeticaweb.com/

Los defensores del matrimonio homosexual creen que lo único que los niños necesitan de verdad es amor. Basándose en dicha suposición, concluyen que para los niños es tan bueno ser criados por unos amorosos padres del mismo sexo que por otros progenitores de sexos distintos. Pero esa premisa básica –y cuanto se deriva de ella– es falsa, porque el amor no basta.
Hombre y mujer hacen aportaciones diversas a la crianza de los hijos, cada uno de una forma singular e irrepetible por parte del otro. Dicho lisa y llanamente, las madres y los padres no son intercambiables. Dos mujeres pueden, cada una de ellas, ser buenas madres, pero ninguna puede ser un buen padre.

Hay cinco razones por las que ser criados por un padre y una madre redunda en el mejor interés de los hijos.La primera es que el amor materno y el amor paterno, aunque igualmente importantes, son cualitativamente distintos y dan lugar a relaciones paternofiliales diferentes. Específicamente, la combinación del amor de madre, que muestra una devoción incondicional, y el amor de padre, que pone condiciones, es lo que resulta esencial para el desarrollo de un hijo.
Cualquiera de estas formas de amor puede ser problemática sin la otra. Porque lo que un hijo necesita es el equilibrio complementario que ambos tipos de amor y de relación proporcionan.Sólo los padres heterosexuales ofrecen a sus hijos la oportunidad de establecer relaciones con un progenitor del mismo sexo y del contrario. Las relaciones con ambos sexos en una etapa temprana de la vida hacen que resulte más fácil para un hijo relacionarse con ambos sexos más adelante. Para una chica, esto significa que entenderá mejor e interactuará adecuadamente con el mundo masculino, y que se sentirá más cómoda en el mundo de las mujeres. Y para un muchacho, lo opuesto será verdad. Tener una relación con “el otro” (un progenitor del otro sexo) también incrementa la probabilidad de que un hijo sea más empático y menos narcisista.

En segundo lugar, los niños progresan a través de etapas de desarrollo predecibles y necesarias. Algunas etapas exigen más de una madre mientras que otras requieren más de un padre. Por ejemplo, durante la primera infancia, los niños de ambos sexos suelen estar mejor bajo el cuidado de su madre. Las madres tienen mejor sintonía con las delicadas necesidades de sus hijos más pequeños y, en consecuencia, responden de forma más adecuada. Sin embargo, en algún momento, si un muchacho ha de convertirse en un hombre como debe ser, tiene que despegarse de su madre y, en vez de ello, identificarse con su padre. Un chico sin padre carece de un hombre con el que identificarse y es más probable que tropiece con problemas a la hora de forjar una sana identidad masculina.Un padre enseña a un chico cómo canalizar debidamente sus impulsos agresivos y sexuales. Una madre no puede mostrar a su hijo la forma de controlar sus impulsos porque ella no es un hombre y no tiene impulsos del mismo tipo. Un padre también inspira en un muchacho una forma de respeto que una madre no puede infundir: un respeto con el que es más probable tener a raya a un chico. Y ésas son las dos razones primordiales por las que los chicos sin padre tienen mayores probabilidades de caer en la delincuencia y acabar en la cárcel.
La necesidad de un padre también forma parte de la psique de las chicas. Hay ocasiones en la vida de una muchacha en las que sólo vale un padre. Por ejemplo, un padre ofrece a una hija un lugar seguro y sin contenido sexual en el que experimentar su primera relación hombre-mujer y afianzar su feminidad. Cuando a una chica le falta un padre que desempeñe ese papel, tiene más posibilidades de llegar a ser promiscua, en un intento equivocado de satisfacer su ansia innata de atención y aprobación masculinas.En general, los padres desempeñan un papel de contención en las vidas de sus hijos. Refrenan en los hijos una conducta antisocial y evitan que el comportamiento de sus hijas tenga un excesivo tono sexual. Cuando falta un padre que cumpla esta función, con frecuencia se derivan nefastas consecuencias tanto para los hijos sin padre como para la sociedad.

El tercer motivo es que chicos y chicas necesitan un progenitor del sexo opuesto que les ayude a moderar sus propias inclinaciones vinculadas a su género. Por ejemplo, los muchachos se inclinan en general por la razón más que por la emoción; prefieren las normas antes que las relaciones; correr riesgos en vez de ser cautos, y optan por las normas por encima de la compasión, mientras que, por regla igualmente general, las muchachas se inclinan por lo contrario.Un progenitor del sexo opuesto ayuda a su hijo o hija, según sea el caso, a controlar sus propias inclinaciones naturales enseñándole, con la palabra y de modo no verbal, el valor de las tendencias contrarias. Esa enseñanza no sólo facilita la moderación, sino que también amplía el mundo de cada hijo, ayudándole a ver más allá de su propio y limitado punto de vista.

En cuarto lugar, el matrimonio entre personas del mismo sexo incrementará la confusión sexual y la experimentación sexual de los jóvenes. El mensaje implícito y explícito del matrimonio homosexual es que todas las opciones son igualmente aceptables y deseables. Por tanto, incluso los hijos provenientes de hogares tradicionales, si caen bajo la influencia del mensaje de que todas las opciones sexuales son iguales, crecerán pensando que no importa con quién se relacione uno sexualmente o se case.Sostener semejante creencia llevará a algunos jóvenes impresionables a considerar planes sexuales y maritales que nunca antes se habrían planteado. Y los hijos de familias homosexuales, que tienen más probabilidad de incurrir en experimentos sexuales, lo harán incluso en mayor medida, porque no sólo sus padres han establecido como modelo de conducta la sexualidad no tradicional, sino que también esta habría recibido la aprobación social.
No hay duda de que la sexualidad humana es maleable. Pensemos en la Grecia o la Roma antiguas, en las que la homosexualidad masculina y la bisexualidad estaban presentes en la sociedad. Ello no sucedía porque la mayoría de aquellos hombres hubieran nacido con un “gen homosexual”; se debía, más bien, a que la homosexualidad era aprobada en tales sociedades. Aquello que una sociedad admite se multiplica dentro de ella.
Y quinto, si la sociedad permite el matrimonio homosexual, también tendrá que permitir otros tipos de matrimonio. La lógica jurídica es sencilla: si prohibir el matrimonio homosexual es discriminatorio, entonces, rechazar el matrimonio polígamo, el matrimonio “abierto” cuyos cónyuges mantienen varias relaciones al mismo tiempo, o cualquier otra agrupación marital será igualmente considerado discriminatorio.Las repercusiones emotivas y psicológicas que semejante colección de situaciones tengan sobre las psiques y la sexualidad en desarrollo de los niños serían desastrosas.
¿Y qué les sucede a los hijos de estos matrimonios alternativos si la unión se disuelve y, a continuación, cada progenitor “vuelve a casarse”? Estos hijos podrían acabar teniendo cuatro padres, o dos padres y cuatro madres, o… pongan ustedes lo que gusten en el espacio en blanco.Por supuesto que las parejas homosexuales pueden dar amor como las parejas heterosexuales, pero los hijos necesitan más que amor. Necesitan las cualidades distintivas y las naturalezas complementarias de un progenitor masculino y otro femenino.
La sabiduría acumulada a lo largo de más de 5.000 años ha llegado a la conclusión de que la configuración marital y parental ideal es la que forman un hombre y una mujer. Despreciar con arrogancia semejante acervo de sensatez, y utilizar a los hijos como conejillos de indias de un experimento radical, resulta arriesgado, en el mejor de los casos, y catastrófico en el peor.
El matrimonio homosexual no redunda en el mejor interés de los hijos. Y aunque podamos comprender el estado de ánimo de los homosexuales que desean casarse y tener hijos, no podemos permitir que nuestra compasión hacia ellos anule nuestra compasión hacia los niños. En la contienda entre los deseos de algunos homosexuales y las necesidades de todos los niños, no podemos permitir que los niños salgan perdiendo.

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"La homosexualidad es una riqueza, es un don, es una maravilla de la vida”. (Pbro. Nicolás Alessio, sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba, Argentina)

Una leona

Exposición en la Audiencia Pública del Senado de Salta, Argentina
14 de junio de 2010
Legislatura de Salta

Soy Elena D'Angelo de Marcone, una mujer argentina de clase media. Casada a los 25 años, llegamos a cumplir las Bodas de Plata, luego murió mi marido, ahora tengo 86 años. Tuvimos nueve hijos, a los que ahora se han agregado (saquen la cuenta) 6 yernos, 2 nueras, 58 nietos, 10 nietos políticos y 15 bisnietos: 100 personas! descendiendo de un varón y una mujer. Creo que esta realidad me habilita para hablar hoy aquí en nombre de la gran familia argentina.

No vengo a vilipendiar, como personas individuales, a mis hermanos homosexuales, pero, ¡eso sí!, a defender, con uñas y dientes, a la familia. Por eso ustedes, señores senadores, hoy considérenme...¡una leona parida que sale a defender su cría! ¿A mis "cachorros" les quieren enseñar ustedes que NO somos, o varón o mujer, y que no hay otra? ¿Nos van a obligar a que: a nuestros hijos se les enseñe en las escuelas que SE PUEDE ELEGIR EL "GENERO" (o sexo) QUE UNO QUIERE TENER? Tremenda mentira biológica y psicológica! ¿Ignoran que: operaciones,implantes, hormonas, afeites, etc., no logran jamás borrar de los cromosomas el sello genético: "equis y" para ellos, y "equis equis" para ellas? ¿Y que las características psicológicas correspondientes los acompañarán hasta la muerte? ¿Ustedes estudian la posibilidad de DAR FUERZA DE LEY a las uniones entre personas del mismo sexo, que es como usar un par de zapatos, los dos para el pié izquierdo, o los dos para el pie derecho? ¿En eso gastan su tiempo? ¿Esos problemas de esas minorías van a condicionar y cambiar las sanas costumbres de la familia argentina?

¿Es posible que podamos IR A LA CARCEL por negarnos a renunciar a nuetros más caros valores morales? ¿O es que las leyes se han convertido en un poder tan inmenso y absoluto que hacen cada día más inútil el uso del libre albedrío? Ustedes, varones y mujeres, Senadores de la Nación ¿se van a hacer responsables de tamaña felonía?
Aunque en la Camara de Diputados esta ley ya ha sido aprobada, ustedes pueden todavía reflexionar y cambiar la historia. Pero, sea como fuere, sepan una cosa: la familia argentina vive, late, late en el vientre de cada madre generosa y sacrificada, y en el corazón de cada varón macho y corajudo para pelearle a la vida y traer hijos al mundo, o mejor, a la Patria. Esta Patria nuestra, NECESITADA DE GENTE y no de niños abortados, ni de drogas y adminiculos para frenar los nacimientos, y, menos, de estas parejas estériles, que configuran la cultura de la muerte! Señores: ustedes están hoy en Salta, tierra de gauchos intrépidos y viriles, y de mujeres femeninas y fértiles compañeras para toda la vida; aquí a cada gaucho le corresponde una china! Se van a ir de aqui con un NO!! grande como una casa!

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"Con respecto a la ley natural… bueno, este es un tema todavía para profundizar mucho más, pero es interesante, por ejemplo, que sepamos que hay aproximadamente 140 especies que tienen prácticas homosexuales -especies animales-. Los chimpancés pigmeos, por ejemplo… los pingüinos, por ejemplo… entre las cacatúas enanas, por ejemplo, hay un 40% de homosexualidad. Y en la cuna de nuestra civilización occidental, recordarán ustedes la civilización griega, que fue una civilización que reforzó mucho el modelo patriarcal -madre/esposa y padre/pater de familia/jefe); sin embargo en sus prácticas sexuales eran muchos de ellos homosexuales y lo tenían como muy naturalmente." (Gabriela Lasanta, conductora de Radio María Córdoba, Argentina)

En defensa del matrimonio

por el P. Roberto J. González Raeta
Parroquia Inmaculada Concepción
Monte Grande (Buenos Aires)

Estimados hermanos:

Hoy, a causa de una minoría, está en peligro la verdad sobre el matrimonio.

Como ustedes saben, se está discutiendo la ley sobre el matrimonio homosexual y como se hace uso y abuso del verbo discriminar, desearía, en primer lugar, aclarar el contenido de la acción de discriminar: es, según el diccionario, hacer diferencias, separar, y es sinónimo de distinguir. Y “la claridad de todo diálogo exige un discernimiento en orden a reconocer (CEA, 40. 20. IV. 2010), la verdad; esto no supone menospreciar ni discriminación en su acepción de trato desigual.

Otro punto que debemos tener en cuenta es la preocupante pérdida del sentido del orden natural y desconocimiento de la naturaleza o esencia del hombre, de la mujer, de la familia, de las leyes y de su fundamento en Dios.

En función y servicio a la verdad, les propongo un pequeño esfuerzo intelectual.

Podemos distinguir dos aspectos de la ley natural: la ley natural analítica (también llamada leyes de la naturaleza o ley de la naturaleza) y la ley natural normativa. La primera es universal y no puede ser controlada o modificada por los seres humanos.
Se puede, en cambio, tratar de comprender estas leyes y utilizar estos conocimientos para alcanzar objetivos. Nadie puede escapar de los efectos de la ley natural. Como estas leyes no pueden violarse, se cuidan por sí mismas, no es necesario imponerla por la fuerza.

Las leyes naturales normativas, en cambio, establecen preceptos para nuestro comportamiento. Los seres humanos pueden violar las leyes naturales normativas, pero no pueden evitar las consecuencias de su elección. Tanto la ley natural analítica como la normativa son de extrema importancia para el orden social y económico .Las posibilidades de éxito de las acciones humanas serán mayores cuando más se acomode y tengan en cuenta a ambas ramas de la ley natural (Cfr. Alejandro. A. Chafuen:”Raíces cristianas de la economía de libre mercado”).

Es importante atender también a la ecología humana y reconocer que todo aquello­ - enseña Santo Tomas de Aquino - que es contrario al orden de la razón es contrario también a la naturaleza humana per se.

La ley natural, la luz por la que conocemos lo que debemos hacer y lo que debemos evitar, nos la ha dado Dios con la misma creación, así lo enseña san Pablo en Rom. 1, 19-20. El hombre ha sido creado con un fin determinado, que está impreso en su naturaleza, que lo impulsa libremente, de acuerdo a la dignidad que le es propia como criatura libre. Este fin, no se lo impone el hombre, ni lo elige, sino que le viene dado, y el hombre debe reconocerlo y obedecerlo pues en ello se juega su dignidad. Él no puede tener otro fin que dar gloria a Dios, su creador.

El hombre puede, porque es libre, renunciar a su dignidad, y de hecho lo hace, al contradecir la luz de su propia razón natural y su debida inclinación.

Hermanos, debemos ser concientes que vivimos inmersos en una marejada tempestuosa de concepciones y acontecimientos inimaginables en otras épocas.

Parece que hoy, y en materia grave como es la naturaleza del matrimonio, la norma parece ser: “si es posible, es bueno y verdadero”.

Queridos hermanos, los cristianos no nos podemos dar el lujo de hacer silencio sobre cuestiones que hacen a la salud de la humanidad y debemos afirmar que “la homosexualidad no es sexualidad” (“Persona humana”, Roma 29. XII. 1975).

En un congreso de homosexualidad celebrado en Estados Unidos en 1973 se afirmó que los homosexuales eran víctimas de una injusticia, a causa de un error grave y plurimilenario de la sociedad y también de la Iglesia. El error consistiría en haber aceptado, como ley de naturaleza y consiguientemente, de Dios, la heterosexualidad cual única forma lícita de la sexualidad en la relación íntima interpersonal. No se trataría de ley de naturaleza o de Dios, sino de simple modelo cultural, sacralizado posteriormente como tabú. Estas afirmaciones no son otra cosa que una promoción exultante a nivel mundial de la homosexualidad.

Hermanos, en esta materia, parecería que la consigna es avanzar, avanzar siempre, a cualquier costo y caiga quien caiga.

Los obispos argentinos afirman que “el Estado actuaría erróneamente y entraría en contradicción con sus propios deberes al alterar los principios de la ley natural y del ordenamiento público de la sociedad argentina” (CEA, 3. 20. IV. 2010).

Para finalizar, recordemos lo que san Pablo en la Carta a los Romanos nos enseña, sin eufemismos y con claridad, sobre este tema: los hombres, “jactándose de sabios se volvieron estúpidos, (…). Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos; a ellos que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, (…). Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrazaron con deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío” (Rom. 1, 22-27).

Ante estas palabras de San Pablo, no olvidemos que la Iglesia ama, con entrañas de madre, al enfermo pero no a la enfermedad.

Hermanos, pidamos al buen Dios que nos ayude a custodiar el preciado don del matrimonio que no es solamente un tema religioso como se nos quiere hacer creer, la verdad sobre el matrimonio es una cuestión de ley natural común para todo ser humano; que sostenga en todos “la sana ambición de ser hombre” (Juan Pablo II, Disc. en la UNESCO), y por último que nos libre del miedo, de la cobardía y que podamos asumir las consignas que san Pablo nos da en la carta a Timoteo:

“Te conjuro en la presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha venido a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino. Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana y, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades, apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambio, pórtate con toda prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizar, desempeña a la perfección tu ministerio” (II Tim. 4, 1-5).

No olvidemos que la virtud no sólo es razonable, sino que hace buenos al hombre y a sus obras

G. in D.

P. Roberto J. González Raeta