Fuente: Alfa y Omega
Aciprensa
El 21 de octubre de 2001 los católicos asistimos a un hecho sin precedentes: tres hermanos presenciaron la beatificación conjunta de sus padres, el primer matrimonio elevado a la gloria de los altares. Los Beatos son Luigi Beltrame Quattrocchi (1880-1951) y Maria Corsini (1884-1965), una pareja de Roma que supo hacer extraordinaria su ordinaria vida de casados.
Luigi Beltrame Quattrocchi fue un brillante abogado; Maria Corsini era profesora y escritora de temas de educación, comprometida en varias asociaciones, como la Acción Católica Femenina, y apasionada de la música.
El matrimonio tuvo cuatro hijos: Filippo (luego Mons. Tarcisio), Stefania (sor Maria Cecilia, religiosa benedictina), fallecida en 1993; Cesare ( Padre Paulino, monje trapense, y Enrichetta, la menor, la única de los hermanos que eligió el camino del matrimonio.
Era una familia de clase media acomodada, que supo abrirse a las necesidades de todos. Durante la segunda guerra mundial, por ejemplo, su piso en Roma se convirtió en centro de acogida y de alojamiento para refugiados.
Sus hijos recuerdan que la vida de sus padres fue sencilla, como la de muchos matrimonios, pero marcada siempre por el sentido sobrenatural. El aspecto que caracterizaba nuestra vida familiar -recordaba el hijo mayor, el padre Tarcisio - era el clima de normalidad que nuestros padres habían suscitado en la búsqueda habitual de valores trascendentes.
Sor Maria Cecilia, antes de morir, evocó en su diario aquellos momentos en los que tenía algo más de cinco años, con estas palabras: Recuerdo una mañana en la que, en la iglesia romana del Nombre de María, papá con nosotros tres (Cecilia, Tarcisio y Paolino) estaba fuera del confesionario. Se quedó a hablar durante mucho tiempo con el sacerdote. Quizá le explicó cuáles eran las condiciones de nuestra madre. En ese momento, se echó una mano en la frente... lloraba. Nosotros estábamos callados, tristes, asustados. Rezábamos como niños....
La Congregación para la Causa de los Santos trató este caso como algo especial. El Prefecto, Cardenal José Saraiva Martins, señaló que era imposible beatificarlos por separado debido a que no se podía separar su experiencia de santidad. Por eso, la fiesta de los beatos no será la de su muerte, sino la del día de su casamiento: el 25 de noviembre. Su extraordinario testimonio no podía permanecer escondido, enfatizó el Purpurado. Hicieron de su familia una auténtica Iglesia doméstica, abierta a la vida, a la oración, al testimonio del Evangelio, al apostolado social, a la solidaridad hacia los pobres, a la amistad.
Los Beltrame Quattrocchi es la primera pareja en ser beatificada, pero no la única, En efecto, existe otra pareja de esposos que podrían ser elevados a los altares: Louis y Zelie Martin, los padres de Santa Teresa de Lisieux.
Estas beatificaciones, sin duda alguna ayudarán a relanzar nuevamente los valores propios de una vida cristiana, tan pisoteados por una sociedad hedonista y una cultura de muerte, así como también impulsarán el sentido cristiano del matrimonio como camino de santidad.
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