María Cecilia nace en Punta Alta, (Buenos Aires, Argentina) el 22 de febrero de 1957 y es bautizada en la parroquia de María Auxiliadora cinco días más tarde. Allí también recibirá su Primera Comunión y Confirmación a los 7 años.
La hija de Angelita y Manolo Perrín es la tercera de cinco hermanos: María Inés, Jorge, Eduardo y Teresa. El ámbito familiar en el cual se desenvuelve la vida de la joven Cecilia es de profundas raíces católicas. Familia abierta al Espíritu Santo, fue una de las primeras en Punta Alta en adherir al Movimiento de Focolares.
El 20 de mayo de 1983, luego de dos años de noviazgo, Cecilia contrajo matrimonio con Luis Buide, en la misma parroquia en que recibió sus sacramentos de iniciación cristiana. Y al año siguiente, estando embarazada, se le diagnosticó cáncer. Era irreversible, pero ella, tomando la firme energía de aceptar la voluntad de Dios y apoyándose en el pilar de su Fe y del afecto de familiares y amigos, sentía una gran alegría por la ilusión de la nueva vida que llegaría.
Los médicos le aconsejan realizar un aborto “terapéutico” para poder salvar su vida, a lo que se niega rotundamente por su férrea convicción cristiana, aún sabiendo que sería imposible su supervivencia luego de dar a luz. Pronuncia su Fiat con serenidad. Escribe: “... Hoy le pude decir a Jesús que sí; que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él, que me entrego a Él”.
Luego del nacimiento de su hija Agustina le hicieron una intervención, pero el mal estaba tan avanzado que los médicos no pudieron hacer lo que tenían pensado. Quienes vieron a Cecilia en esos días se asombraron al constatar que, a pesar de que esta operación había resultado un fracaso- y ella lo sabía-, estaba feliz, con mucha paz. Ella misma lo cuenta de este modo en una carta al entonces arzobispo de Bahía Blanca, Monseñor Mayer:
“Días atrás sentía darle todo a Jesús, pero con la voluntad y el pensamiento, no con el sentimiento; no podía de esta forma decirle SI, porque me invadía un gran temor que me lo impedía. El otro día en el quirófano, estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad, pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador”.
En una carta que escribe a sus alumnos de 5º año resalta cómo descubre, en la experiencia de dolor que vive, el Amor de Dios:
“Ahora que se van quiero darles algo de lo que estoy viviendo. Muchas veces hemos hablado de que Dios es Amor. Ahora les puedo decir que es la experiencia más profunda que vivo.
La situación es difícil, pero no saben lo que es abandonarse a El y decirle: Vos actuá. Esta es tu voluntad, manifestate como Tú lo quieras. El cubre todo, todo. Su amor se hace sentir, pero sentir de veras. Es como que el corazón estalla. Parece una locura porque no se puede entender: sufrir el dolor físico y experimentar que más allá de ese gran dolor te invade una felicidad que no se te va. Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y El es Amor. Entonces, si lo descubres y lo aceptas, El te invade, te toma.
Saben que el cáncer es una enfermedad mortal, Yo les puedo asegurar que para mí es algo que me da la vida, que me hizo ver cómo es espléndido vivirla como Dios la va mostrando. Vieron cómo es Jesús, se sirve de caminos tan raros para llegar a uno…”
María Cecilia Perrín de Buide falleció a la edad de 28 años, el 1 de marzo de 1985. Sus restos descansan en la Mariápolis Andrea en O´Higgins, (Buenos Aires), por expreso pedido de ella, para que los que la fueran a visitar encontraran un lugar de alegría y esperanza, no de muerte y desolación.
Por su fama de santidad, su heroicidad en la entrega, su ejemplo de vida cristiana-que provoca admiración aún fuera de la Iglesia Católica- y las muchas gracias escuchadas y concedidas, fue declarada Sierva de Dios en 2005 y se abrió así el proceso de beatificación.
La hija de Angelita y Manolo Perrín es la tercera de cinco hermanos: María Inés, Jorge, Eduardo y Teresa. El ámbito familiar en el cual se desenvuelve la vida de la joven Cecilia es de profundas raíces católicas. Familia abierta al Espíritu Santo, fue una de las primeras en Punta Alta en adherir al Movimiento de Focolares.
El 20 de mayo de 1983, luego de dos años de noviazgo, Cecilia contrajo matrimonio con Luis Buide, en la misma parroquia en que recibió sus sacramentos de iniciación cristiana. Y al año siguiente, estando embarazada, se le diagnosticó cáncer. Era irreversible, pero ella, tomando la firme energía de aceptar la voluntad de Dios y apoyándose en el pilar de su Fe y del afecto de familiares y amigos, sentía una gran alegría por la ilusión de la nueva vida que llegaría.
Los médicos le aconsejan realizar un aborto “terapéutico” para poder salvar su vida, a lo que se niega rotundamente por su férrea convicción cristiana, aún sabiendo que sería imposible su supervivencia luego de dar a luz. Pronuncia su Fiat con serenidad. Escribe: “... Hoy le pude decir a Jesús que sí; que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él, que me entrego a Él”.
Luego del nacimiento de su hija Agustina le hicieron una intervención, pero el mal estaba tan avanzado que los médicos no pudieron hacer lo que tenían pensado. Quienes vieron a Cecilia en esos días se asombraron al constatar que, a pesar de que esta operación había resultado un fracaso- y ella lo sabía-, estaba feliz, con mucha paz. Ella misma lo cuenta de este modo en una carta al entonces arzobispo de Bahía Blanca, Monseñor Mayer:
“Días atrás sentía darle todo a Jesús, pero con la voluntad y el pensamiento, no con el sentimiento; no podía de esta forma decirle SI, porque me invadía un gran temor que me lo impedía. El otro día en el quirófano, estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad, pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador”.
En una carta que escribe a sus alumnos de 5º año resalta cómo descubre, en la experiencia de dolor que vive, el Amor de Dios:
“Ahora que se van quiero darles algo de lo que estoy viviendo. Muchas veces hemos hablado de que Dios es Amor. Ahora les puedo decir que es la experiencia más profunda que vivo.
La situación es difícil, pero no saben lo que es abandonarse a El y decirle: Vos actuá. Esta es tu voluntad, manifestate como Tú lo quieras. El cubre todo, todo. Su amor se hace sentir, pero sentir de veras. Es como que el corazón estalla. Parece una locura porque no se puede entender: sufrir el dolor físico y experimentar que más allá de ese gran dolor te invade una felicidad que no se te va. Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y El es Amor. Entonces, si lo descubres y lo aceptas, El te invade, te toma.
Saben que el cáncer es una enfermedad mortal, Yo les puedo asegurar que para mí es algo que me da la vida, que me hizo ver cómo es espléndido vivirla como Dios la va mostrando. Vieron cómo es Jesús, se sirve de caminos tan raros para llegar a uno…”
María Cecilia Perrín de Buide falleció a la edad de 28 años, el 1 de marzo de 1985. Sus restos descansan en la Mariápolis Andrea en O´Higgins, (Buenos Aires), por expreso pedido de ella, para que los que la fueran a visitar encontraran un lugar de alegría y esperanza, no de muerte y desolación.
Por su fama de santidad, su heroicidad en la entrega, su ejemplo de vida cristiana-que provoca admiración aún fuera de la Iglesia Católica- y las muchas gracias escuchadas y concedidas, fue declarada Sierva de Dios en 2005 y se abrió así el proceso de beatificación.
2 comentarios:
MI NOMBRE ES MELINA SOY DE ROSARIO, ARGENTINA TE DEJO EL NOMBRE DEL BLOG ;http://grupoceciliaperrin.blogspot.com
saludos
¡Gracias, amiga Melina! He agregado el blog al listado de sitios amigos. F.
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